Unos de los objetivos prioritarios de toda política municipal preocupada por el medio ambiente y por frenar el cambio climático debe ser la gestión efectiva de los residuos reduciendo al mínimo sus múltiples efectos negativos.

Espacio ECO El Pueblo Que Queremos

Ante una ciudadanía cada vez más concienciada de la crisis ecológica es necesario facilitar herramientas para que ésta pueda reducir de forma efectiva el impacto ambiental de su día a día. En las Rozas, el ayuntamiento, con el actual modelo de recogida de residuos, no termina de ofrecer respuestas eficaces a esta necesidad de colaboración vecinal con sus contenedores grises abiertos a la indeterminada fracción “resto” en los que se mezclan residuos de todo tipo que, imposibilitado su reciclado, acaban en el vertedero contaminando el aire y el suelo. Una situación que lejos de implicar a la ciudadanía, transmite a las personas más concienciadas la percepción de lo inútil de su compromiso.

La normativa europea establece que, para el año 2035, debemos disminuir en un 90% la cantidad de residuos que acaban en vertederos. Alcanzar este objetivo supondría que las incineradoras podrían dejar de existir, lo que supondría una gran noticia para el medio ambiente ya que, según estimaciones de Greenpeace, 10 toneladas de residuos incinerados se convierten en tres toneladas de cenizas y escoria, que contienen altas concentraciones de dioxinas y furanos, elementos altamente nocivos para los ecosistemas y la salud.

Es por tanto una exigencia elemental, que debe atender todo ayuntamiento responsable, que cada uno de los residuos generados por la ciudadanía sea recogido y tratado adecuadamente con objeto de reducir al máximo sus impactos al medioambiente. Sin embargo, en Las Rozas, la fracción orgánica que viene a constituir la masa principal (40 % promedio) de los residuos municipales generados por habitante no se separa ni se trata de la manera más eficiente. Y ello a pesar de que en su Estrategia Local contra el Cambio Climático aluda a un estudio realizado por la Comisión Europea que concluye que el sistema de gestión que produce menos emisiones de GEI (Gases Efecto Invernadero) debe basarse, entre otros aspectos, en “El compostaje y la digestión anaerobia de los residuos biodegradables, especialmente los residuos de alimentos y de poda y jardín”

Poner solución a este descuido es muy sencillo: disponer de un QUINTO contenedor, de color MARRÓN, destinado exclusivamente al residuo orgánico. De forma complementaria sería muy oportuno habilitar compostadoras comunitarias. Se trata en definitiva de dotar a la ciudadanía de esas herramientas que le permitan canalizar de forma efectiva su concienciación.

Beneficios de reciclar la fracción orgánica

• • Disminuye la cantidad de basura que llega a los vertederos.
  • Lo que actualmente es un residuo pasa a ser un recurso, permitiendo la generación de abono natural o biogás.
  • Reduce las emisiones CO2 ya que su descomposición genera este gas y otros de efecto invernadero.
  • Evita la contaminación de suelos, cauces y acuíferos por los lixiviados que produce.
  • Hacemos más eficientes el tratamiento del resto de residuos, lo que supone menores costes económicos.

¿Qué va al contenedor marrón?

• • Restos de fruta y verdura
  • Restos de carne y pescado
  • Cáscaras de huevo, marisco y frutos secos
  • Otros restos de comida
  • Restos de infusiones y posos del café
  • Papel de cocina sucio, servilletas usadas, papel y cartón sucios de aceite
  • Pequeños restos de jardinería, plantas, hojarasca y flores

¿Qué no va al contenedor marrón?

• • Textil sanitario, Pañales, Toallitas
  • Cenizas y colillas
  • Cápsulas de café
  • Arena de gato
  • Lo NO orgánico

Inmersos en una emergencia climática sin precedentes, no podemos continuar permitiéndonos un modelo ineficiente de la gestión municipal de los residuos. Y menos aún cuando las alternativas existen, son fáciles de implementar y están funcionando en otros municipios con indiscutible éxito.