Europa necesita más infraestructuras verdes para conectar las reservas naturales

Fuente: AGORA DIARIO

El 20% de las áreas protegidas por la Red Natura 2000 están completamente desconectadas de otros espacios naturales, algo que amenaza gravemente la biodiversidad e integridad de estos ecosistemas y que podría solucionarse mediante infraestructuras verdes

Europa es uno de los continentes con más kilómetros de zonas naturales protegidas. A lo largo de los últimos 25 años, la Unión Europea se ha encargado de ir tejiendo la llamada Red Natura 2000, un mastodóntico proyecto de conservación ambiental que suma más de 26.000 áreas preservadas en la medida de lo posible del impacto humano. De hecho, desde que se firmara la Directiva Hábitats en 1992, la protección de los animales, aves, plantas y ecosistemas característicos se ha convertido en un requisito importante de las políticas de la UE, que ha intentado que se integre el mantenimiento de la biodiversidad en otros sectores más amplios.

Esto significa que, en teoría, cualquier decisión en sectores cruciales como la construcción, el transporte, la energía o la agricultura debe tener en cuenta sus posibles repercusiones en la vida silvestre y en el mundo rural. Desafortunadamente, según un informe elaborado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en inglés) publicado este mes, muchos de estos ecosistemas comunitarios están actualmente muy degradados, lo que reduce drásticamente su capacidad para prestar servicios valiosos a la sociedad.

El problema se agrava sobre todo por el hecho de que Europa es uno de los continentes más fragmentados del mundo: el 30% de los espacios naturales está entre moderada y altamente fragmentados debido a la expansión urbana, los desarrollos en infraestructuras y los cambios en los usos de la tierra. Esto no solo afecta la biodiversidad, sino que también socava los efectos positivos que los ecosistemas saludables brindan a la sociedadcomo la purificación de agua y aire o la mitigación y adaptación climática.

La solución parece sin embargo al alcance de la mano y consta de dos simples palabras: infraestructuras verdes. Promover la instalación de zonas de vegetación y suelos naturales no solo puede volver a conectar áreas naturales de la Red Natura 2000 que ahora mismo se encuentran aisladas entre sí, mejorando su conectividad funcional con el resto del paisaje. También puede fomentar que se hagan definitivamente mayoritarios en las políticas públicas las soluciones basadas ​​en la naturaleza para abordar el cambio climático, un tipo de políticas que mejoran la eficiencia de los recursos y permiten una planificación espacial más integrada.

Aunque parezca algo muy téorico, las soluciones basadas en la naturaleza ya llevan tiempo en la agenda europea y es fácil encontrar ejemplos de este tipo de proyectos también en España. Iniciativas realizadas en ciudades como Vitoria, Madrid y Barcelona que van desde lo local con las cubiertas verdes, los huertos urbanos o los jardines de lluvia, hasta el ámbito regional como el famoso anillo verde de la ciudad vasca o la recuperación del cauce del río Manzanares en la capital son infraestructuras verdes que ayudan a recuperar los ecosistemas.

Crecimiento disperso

Sin embargo, el crecimiento de estos proyectos a lo largo de los últimos años ha sido disperso y desconectado, con muchas microexperiencias municipales o autonómicas sin coordinación, lo que impide la consolidación de estas iniciativas a nivel nacional y europeo. Por eso, la EEA recomienda en su informe conectar diferentes sitios naturales de la Red Natura 2000 con infraestructuras verdes desde una óptica nacional e incluso comunitaria, una estrategia que podría aumentar los servicios del ecosistema en aproximadamente un 10% dentro de la red protegida y en sus áreas circundantes.

La piedra angular de las reservas naturales europeas son los bosques, por lo que no es de extrañar que estos ecosistemas dominen también las infraestructuras verdes que hacen que un parque de la Red Natura 2000 esté integrado en el ecosistema circundante. Casi el 80% de los sitios Natura 2000 están conectados al resto del paisaje por infraestructuras naturales o seminaturales, de las cuales más de la mitad son bosques.

Sin embargo, esto supone que alrededor del 20% de los sitios Natura 2000 están totalmente aislados por la fragmentación que provocan áreas urbanas o tierras agrícolas. Y, según la cartografía publicada por la EEA, la mayoría de estas interrupciones en la red de infraestructuras verdes se encuentran en las regiones sudoccidentales y orientales de Europa, en particular en la Península Ibérica.

De hecho, la propia Agencia utiliza la zona de Cádiz y Algeciras para ilustrar esta separación, como se ve en el mapa. Sin embargo, en el informe se detallan los esfuerzos que están realizando tanto España como Portugal para conectar sus parques naturales mediante infraestructuras verdes, una estrategia que responde sobre todo al programa de repoblación y conservación del lince ibérico.

El patrón de aislamiento de ecosistemas también se ve en la región de los Cárpatos (Rumanía) y, en menor medida, en la región este de Francia que limita con Luxemburgo, en ambos casos debido a la densa red de carreteras que separan espacios naturales. Aún así, la EEA realiza un análisis optimista de esta situación, ya que que aproximadamente el 15% de los puntos aislados pertenecientes a la Red Natura 2000 están a menos de un kilómetro de infraestructuras verdes ya existentes, por lo que su conexión no debería suponer un gran desembolso ni presentar apenas problemas técnicos.

Infraestructuras verdes a nivel europeo

Para los analistas de la EEA, solucionar estas desconexiones en la Red Natura 2000 es una cuestión de “voluntad política” dentro de la UE. Según la Agencia, es imprescindible “profundizar en la implementación de infraestructuras verdes de manera más efectiva” si se quieren cumplir los compromisos clave en la Estrategia de Biodiversidad para 2030.

Dos de los objetivos más importantes de este proyecto normativo es la restauración de ecosistemas y el establecimiento de una Red Transeuropea de Naturaleza (RTE-N), que gestione y supervise el conjunto de los espacios naturales del Viejo Continente. Es decir, conectar estos ecosistemas para que proporcionen servicios imprescindibles como el control de inundaciones o la polinización, necesitará un marco completo de la UE que permita desarrollar, gestionar, evaluar y monitorear la red de infraestructuras verdes a nivel comunitario.

Un marco normativo de calado permitiría además mantener un buen estado de conservación de especies y hábitats, ya que la fauna y flora amenazada -que incluye aquellas especificadas en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza- necesitan ecosistemas saludables fuera de las áreas protegidas para sobrevivir y poder expandir su población. Además, aunque las infraestructuras verdes tienen como objetivo principal la mejora de la biodiversidad, también pueden diseñarse para contribuir a otros objetivos, como la adaptación al cambio climático y el respeto a la salud humana.infr

La EEA concluye que la Unión Europea debe lanzar un plan de restauración “exhaustivo” que proporcione la oportunidad de intervenir en esas zonas desconectadas de la Red Natura 2000 mediante infraestructuras verdes consensuadas entre todos los estados miembro. Por supuesto, las condiciones locales y regionales deben considerarse en la toma de decisiones y en la elaboración de recomendaciones y acciones específicas, pero sin el impulso europeo, muchas de estas zonas corren el riesgo de desaparecer entre carreteras y proyectos urbanísticos.