Consumo responsable «Comprar-Tirar-Comprar»

Fuente: el portal de la economía solidaria

El consumo responsable parte de un replanteamiento de nuestras necesidades para satisfacerlas contribuyendo a una sociedad sostenible y justa, sirviéndose de nuestro poder para decidir y optar por opciones que transforman las relaciones y construyen otros modelos de producción-distribución-consumo-desecho alejados del modelo hegemónico capitalista, patriarcarcal, colonialista, y en general discriminatorio hacia las identidades o formas de vida no normativas.

Se traduce en un conjunto de prácticas diferenciales a diferentes niveles: personal, relacional, organizacional, institucional y político, implicando cambios en el día a día en todas esas dimensiones; desde qué hace cada persona como consumidora, hasta qué papel juegan las organizaciones y las instituciones como consumidoras y productoras, pasando por qué políticas públicas impulsan contextos que favorezcan estilos de vida sostenibles (mediante incentivos, prohibiciones, etc.) así como qué marcos culturales son necesarios para una nueva cultura del consumo.

Cuando hablamos de consumo responsable hablamos, también, de estilos de vida, porque no se trata sólo de cambiar una marca o un producto por otro, sino de llevar una vida satisfactoria dentro de los límites biofísicos del planeta, aunando así prácticas cotidianas y valores.

Los ámbitos del consumo en los que apostar por una transformación son múltiples: agua, energía, alimentación, cultura y ocio, transporte, tecnología, ropa y complementos, finanzas, higiene y cosmética, vivienda, etc. Supone, por tanto, un cuestionamiento de las rutinas y de todo lo que hay construido socialmente alrededor del consumo, algo que implica el desarrollo de nuevas habilidades y nuevo conocimiento. Para que sea realmente responsable, las tareas han de estar distribuidas equitativamente., y aunque las opciones concretas dependen del contexto, requiere consumir menos, reducir nuestro impacto y aumentar nuestra relación con el entorno más próximo.

En resumen podemos tomar dos pilares fundamentales para el desarrollo de un consumo responsable y transformador: la sostenibilidad de la vida, en su dimensión ambiental y de cuidados, y la justicia social, con sus aspectos de equidad, solidaridad, democratización y redistribución.

 

Origen

Desde hace más de cuatro década, el consumo consciente y responsable se ha erigido como una práctica esencial para la construcción de modelos más éticos y sostenibles, gracias a la labor de movimientos sociales diversos como: el movimiento vecinal, la alterglobalización, el pacifismo, el ecologismo, el cooperativismo, la economía social y solidaria, el naturismo y el vegetarianismo, los movimientos de vuelta al campo, la cooperación al desarrollo y el comercio justo, el consumerismo, etc.

Este movimiento surge como respuesta a los impactos sociales y medioambientales que este modelo de consumo desaforado genera, un modelo que hunde sus raíces en los procesos de producción y consumo masivo de una “sociedad de consumo” que despega a mediados del siglo pasado, auspiciada por un fuerte entramado publicitario y de marketing sustentado por los medios de comunicación,.

Las denuncias ante los impactos, desigualdades e injusticias del actual modelo de consumo tienen eco así mismo en las principales organizaciones internacionales. Como recoge el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, de 1998, “si se mantienen las tendencias inalteradas, sin redistribuir los consumidores de elevado ingreso a los de bajo ingreso, sin cambiar de bienes y tecnologías de producción contaminantes a otras más limpias, sin fomentar bienes que potencien a los productores pobres, sin cambiar las prioridades del consumo para cambiar de la exhibición conspicua a la satisfacción de las necesidades básicas, los actuales problemas de consumo y desarrollo humano se agravarán”.

La necesidad de imprimir un cambio de rumbo al consumo fue así mismo puesto de manifiesto en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro del año 1992, marcaron como objetivo el “promover modalidades de consumo y producción que reduzcan la presión sobre el medio ambiente y satisfagan las necesidades básicas de la humanidad» y «Mejorar la comprensión de la función que desempeña el consumo y la manera de originar modalidades de consumo sostenibles » .

Criterios para un consumo responsable y sostenible

Llevar a cabo un consumo responsable implica ajustar los consumos a las necesidades reales, preguntándonos si necesitamos realmente aquello que vamos a comprar. En este proceso de toma de decisión es importante valorar:

 

  • El impacto ambiental, desde el punto de vista del ciclo de vida del producto que compramos, desde la producción, transporte, distribución y consumo a los residuos que genera.
  • El tipo de comercio queremos favorecer.
  • La calidad de lo que compramos, de cara a adquirir bienes más saludables y duraderos.

Para que podamos transitar hacia un modelo de producción consumo más sostenible, es necesario que avancemos en el desacoplamiento que en la actualidad se genera entre la producción y el consumo de recursos naturales, para lo cual se necesita que:

 

  • Los recursos naturales renovables no se usen a una velocidad superior a su propia tasa de renovación.
  • Los recursos naturales no renovables tienen que ser utilizados a un ritmo equivalente a la tasa de sustitución por otros recursos renovables.
  • La emisión de residuos y contaminación no puede exceder la capacidad de asimilación y autodepuración de los ecosistemas.

Estos criterios o principios operativos deberían aplicarse teniendo en cuenta el conjunto de la realidad mundial, lo cual nos llevaría a reclamar una redistribución de la sostenibilidad desde el Norte al Sur con equidad histórica, presente y futura.

Consumo responsable en el marco de la Economía Solidaria

Los criterios de la economía social y solidaria pueden servir como base a la hora de buscar opciones de consumo, tomando como referencia la Carta de Principios de la Economía Solidaria y haciéndonos preguntas como éstas:

 

  • Principio de trabajo. ¿Se contribuye a generar empleos dignos? ¿Existen trabajos no remunerados y/o invisibles? ¿Cómo se valoran y gestionan? ¿Se contempla y valora el trabajo de cuidados?, ¿quién lo ejerce y cómo?
  • Principio de equidad. ¿Se trata de una iniciativa en la que «cabe todo el mundo»? ¿Se tiene en cuenta la mirada de género? ¿Cómo?
  • Sostenibilidad ambiental. ¿Supone una mejora ambiental o un impacto ambiental negativo?
  • Principio de cooperación. ¿Qué tipo de relaciones tiene con otras organizaciones? ¿Quién asume los riesgos?
  • Sin fines lucrativos. ¿Qué beneficios tiene la iniciativa? ¿Dónde van y quién lo decide? ¿Se distribuyen o se acumulan? ¿Es una iniciativa pública, privada o comunitaria? ¿De dónde viene la financiación? ¿Se basa en trabajo real o en especulación?
  • Compromiso con el entorno. ¿De qué manera se relaciona y participa la iniciativa con otras iniciativas del barrio, de la ciudad o pueblo, de la comarca? ¿Se siente parte de una comunidad o es ajena a la misma?

Preguntas basadas en el artículo colectivo «Levantar la alfombra de la distribución alimentaria. Pistas desde la economía solidaria»

Más información

Si quieres saber más de consumo responsable puedes consultar:

Las páginas de organizaciones de referencia como:

 

Artículos y documentos como:

 

Ejemplos de referencia en marcha: