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El ‘informe Stern’ de la biodiversidad: la destrucción de la naturaleza ya supone un enorme riesgo para la economía

Fuente: DIARIO.ES

La tasa actual de extinción de especies es entre 100 y 1.000 veces mayor que el ritmo medio en las últimas decenas de millones de años

«Porque la biosfera tiene límites, la economía global tiene límites». De esta forma sitúa el reciente y monumental estudio económico que alerta de los «riesgos extremos» que supone para la humanidad continuar destruyendo la naturaleza al ritmo actual. El documento, encargado por el Ministerio de Finanzas del Reino Unido al economista de la Universidad de Cambridge Partha Dasgupta, dispara a la línea de flotación del sistema económico vigente, al cuestionar la «asunción» de que es posible lograr un crecimiento económico ilimitado a pesar de un planeta finito.

Este nuevo informe sobre la «economía de la biodiversidad» recuerda por su ambición al Informe Stern de 2006, el primer estudio, realizado por el economista Nicholas Stern, en el que se ponía cifras al impacto económico del cambio climático. Pero va un paso más allá de este, al proponer un cambio de paradigma en la forma de evaluar la riqueza y el bienestar humanos. «La economía de la biodiversidad es la economía de toda la biosfera. No somos ajenos a la naturaleza, somos parte de ella», escribe su autor.

«El Informe Dasgupta pone por fin la biodiversidad en el centro de la economía y nos ofrece la brújula que necesitamos con urgencia», dice el naturalista David Attenborough en el prólogo del estudio, que plantea cambios profundos en todos los ámbitos: la producción, el consumo, las finanzas, las instituciones globales, la educación…

Es vital cambiar el rumbo, pues el método de la economía global para lograr «lo que se celebra rutinariamente como crecimiento económico» ha sido destruir los ecosistemas que hacen posible nuestra existencia», afirma el informe.

Según los datos que recoge este economista de la Universidad de Cambridge, entre 1992 y 2014 el «capital producido» per cápita (carreteras, edificios o fábricas) se duplicó, y el «capital humano» (la educación o la salud) aumentó alrededor de un 13% globalmente. Sin embargo, el «capital natural» per cápita, que mide todos los bienes y servicios que ofrece la naturaleza, se redujo un 40% en el mismo periodo.

Las alertas sobre el dramático declive de la vida salvaje no son nuevas, diversos estudios científicos le han puesto cifras. Se calcula que un millón de especies están amenazadas de extinción, según la exhaustiva revisión elaborada en 2018 por IPBES. La tasa actual de extinción de especies es entre 100 y 1.000 veces mayor que el ritmo medio en las últimas decenas de millones de años.

Pero el nuevo informe explica que al empujar al límite la biodiversidad entramos en terreno desconocido para la especie humana. Muchos ecosistemas como arrecifes de coral o bosques tropicales, alerta Dasgupta, han sido degradados de manera irreversible o están a punto de traspasar «puntos de inflexión», umbrales de no retorno. «Esto podría tener consecuencias catastróficas para nuestras economías y nuestro bienestar».

«El Informe Dasgupta muestra que estamos tomando de la Tierra mucho más de lo que puede soportar, que la estamos agotando rápidamente, y que pagaremos el precio», comenta Nicholas Stern, el autor del famoso informe sobre la economía del cambio climático.

El estudio de Dasgupta apunta a los Gobiernos mundiales, que han avivado el fuego «al pagar más a la gente por explotar la naturaleza que por protegerla». Según una estimación conservadora, las ayudas públicas que dañan el medio ambiente ascienden a entre cuatro y seis billones de dólares anuales: estos «subsidios perversos» financian desde la agricultura contaminante o las macrogranjas industriales a los combustibles fósiles y la sobrepesca.

Aunque no descarta el rol de la tecnología a la hora de reducir la huella ecológica, el economista echa un jarro de agua fría sobre quienes creen que la tecnología o la audacia humana, por sí mismas, nos sacarán de esta encrucijada. «Los patrones de consumo y producción deberán ser reestructurados de raíz», escribe.

El economista, indio de nacimiento, no reparte responsabilidades por igual. «La alimentación, el saneamiento y la eliminación de la pobreza extrema podría alcanzarse para todas las personas sin superar los límites del planeta», dice Dasgupta. Pero no hay suficientes recursos para que toda la humanidad disfrute, de manera sostenible, del estilo de vida de los países ricos.

 «Elegir un camino sostenible requerirá un cambio transformador, respaldado por niveles de ambición, coordinación y voluntad política similares o incluso mayores que las del Plan Marshall», afirma Dasgupta sobre el nivel del desafío.

Uno de los elementos que urge cambiar es la medición del éxito económico. El economista pide superar el concepto de Producto Interior Bruto, «que nos estimula a perseguir un crecimiento y desarrollo económico insostenible»: podemos incrementar el PIB dejando un planeta devastado a quienes vienen detrás. Propone en cambio abrazar la idea de «riqueza inclusiva»: una medida en la que se incluyan los bienes naturales, cuyo crecimiento se corresponde con el bienestar de las futuras generaciones, y que asuma los límites ecológicos del planeta.

El estudio pide también «inversiones masivas y a gran escala» en las llamadas «soluciones basadas en la naturaleza», y sugiere que se utilicen los paquetes de ayudas y estímulos fiscales para la recuperación económica de los estragos de la pandemia. «Estas inversiones nos ayudarían a afrontar la pérdida de biodiversidad y contribuirían significativamente a la mitigación y adaptación al cambio climático, sin mencionar beneficios económicos más amplios, como crear empleos».

Esta obra capital para entender la «economía de la biodiversidad» ha sido aplaudida por multitud de líderes políticos y empresariales, conservacionistas y economistas. «Ofrece, por primera vez, un marco de trabajo para las difíciles discusiones globales que debemos mantener sobre cómo restaurar la sostenibilidad, no solo en el clima sino en todas las dimensiones del medio ambiente», ha dicho el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.