11 de diciembre, en la segunda semana de negociaciones de la cumbre del clima, cientos de activistas de decenas de organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales y ecologistas, sindicatos, poblaciones indígenas, jóvenes, mujeres y grupos LGTBI nos hemos unido para exigir a los países enriquecidos que aumenten su ambición y tomen medidas para enfrentarse a la crisis climática.
El momento elegido para la manifestación no es fortuito, es justo ahora cuando los ministros se dirigen a las últimas etapas de las conversaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima en Madrid. En la manifestación, que contó con el apoyo de un buen número de activistas, se llevó a cabo una cacerolada, una forma de protesta bastante habitual en algunos países, cuyo origen tuvo lugar en Chile, conocida también como cacerolazo.
La acción ha tenido lugar dentro del recinto ferial de la COP25 y ha contado con una convocatoria simultánea fuera del mismo, a la que se han sumado más activistas de diferentes partes del mundo. La cacerolada o cacerolazos han llamado la atención sobre la inacción de los países del Norte Global ante la devastación que están viviendo millones de personas en los países empobrecidos, las principales afectadas por la emergencia climática.
A pesar de ser una acción llevada a cabo desde la sociedad civil de forma pacífica y respetuosa, ha tratado de ser frenada y silenciada. De la misma forma que se silencia a las poblaciones más afectadas por las negociaciones, se ha tratado de silenciar el clamor que pide por la Justicia Climática en el Sur Global.
A lo largo de la semana no ha habido ningún progreso en temas clave como la financiación. Los países industrializados y las corporaciones más contaminantes, los máximos responsables de la crisis climática, no se han comprometido a proporcionar los fondos necesarios para las comunidades del Sur, muchas de la cuales todavía no se han recuperado de graves desastres naturales cuyo origen está en la crisis climática. Mientras, la respuesta de los gobiernos se ha basado en falsas soluciones, los mercados de carbono y un marketing enfocado al lavado verde de su imagen.
A su vez los países industrializados también se han encargado de diluir y eliminar las medidas propuestas para proteger los derechos de las poblaciones indígenas, de las mujeres y de las comunidades en el Sur Global, así como los acuerdos sobre un Plan de Acción de en materia de Género.
Los colectivos ecologistas y sociales, que representan a cientos de millones de personas en todo el mundo, han expresado su indignación por no haber sido escuchados durante las negociaciones, mientras las empresas más contaminantes han influido en la mismas sin ningún tipo de pudor. Ocho personas ha sido detenidas por protestar durante las negociaciones por denunciar los conflictos de intereses.
Plan de Acción de en materia de Género.
Los colectivos ecologistas y sociales, que representan a cientos de millones de personas en todo el mundo, han expresado su indignación por no haber sido escuchados durante las negociaciones, mientras las empresas más contaminantes han influido en la mismas sin ningún tipo de pudor. Ocho personas ha sido detenidas por protestar durante las negociaciones por denunciar los conflictos de interés.
Avishek Shrestha, del Instituto Digo Bikas de Nepal, ha señalado:
«Estamos aquí para recordar a los gobiernos que la financiación de la lucha contra el cambio climático es un pilar fundamental del Acuerdo de París y que no debe dejarse de lado. Nos indigna el hecho de que algunos gobiernos, como los Estados Unidos, la UE y Australia, sigan eludiendo su responsabilidad financiera. En lugar de reconocer su deuda ecológica y, por tanto, sus obligaciones, continúan invirtiendo en la industria de los combustibles fósiles. Y ahora ponen sobre la mesa el comercio de carbono y otros mecanismos de mercado, y ocultan su falta de acción y el incumplimiento de sus promesas para garantizar el Fondo Verde para el Clima, evitando así su responsabilidad financiera para hacer frente a pérdidas y daños».
Kwami Kpondzo de Amigos de la Tierra Togo ha afirmado:
«Algunos países en estos pasillos están tratando de comerciar con la contaminación, doblar la cuenta de créditos de carbono e incluir lagunas en el comercio de carbono, lo que otorgaría una licencia a las grandes empresas para seguir contaminando. Un acuerdo que incluya los mercados de carbono solo supondrá más emisiones, más aumento de la temperatura, y el uso continuado de combustibles fósiles. Esta decisión nos aboca a décadas de inacción, distracción y coptación de las acciones climáticas por parte de las grandes corporaciones. Mientras deberíamos reducir emisiones, ellos juegan con nuestro planeta y la gente».
Tom Goldtooth, de la Red Ambiental Indígena, ha comentado:
«Pongan fin al secuestro del planeta por el colonialismo. La ONU, el gobierno, las grandes corporaciones, las industrias extractivas, quieren usar la mitad de la tierra del mundo, incluyendo los territorios de los Pueblos Indígenas, para compensar el carbono en lugar de reducir emisiones. Las compensaciones de carbono no reducen el calentamiento global. Las compensaciones de carbono privatizan a la Madre Tierra y a la naturaleza, incluyendo el aire que respiramos. Las compensaciones corrompen lo sagrado. Nuestro cielo no está en venta, ni el futuro de la humanidad».
Catherine Abreu, Directora Ejecutiva de la Red de Acción Climática de Canadá, ha añadido:
«Para millones de personas, aquellas afectadas por inundaciones, incendios, tormentas devastadoras, el tiempo se ha acabado. Y en lugar de ayudarlos, los países enriquecidos se aferran a sus beneficios económicos y retienen la financiación que les deben por pérdidas y daños». Al dirigirse a los políticos en la COP25 en Madrid, Abreu ha continuado: «Ustedes retrasan las Transición Justa para los trabajadores y las comunidades. Usted niega sistemáticamente su espacio a la sociedad civil. Ni siquiera pueden acordar un Plan de Acción en materia de Género».
Taily Terena, de la nación Terena de Brasil, de Women & Gender Constituency and the Indigenous People’s Constituency ha señalado:
«El ascenso del fascismo y el machismo en Brasil, Chile, Estados Unidos, Filipinas y otros países no sólo ha erosionado nuestros derechos, sino que está afectando a la vida de los pueblos indígenas, las mujeres, los pueblos no binarios y las personas racializadas. Las feministas y los pueblos indígenas exigen un cambio radical del sistema. Es necesario proteger los derechos humanos, especialmente de los pueblos indígenas, las mujeres y los defensores del medio ambiente, ya que son las personas más afectadas.
Angela Valenzuela, de Fridays For Future, ha comentado:
“De Santiago a Madrid, el mundo está despertando ante la emergencia climática. Hemos escuchado a las comunidades en primera línea de la lucha, la ciencia, la gente más afectada. Y decimos ¡basta! No vamos a seguir apoyando un Sistema que ha originado esta crisis. Seguiremos creciendo y nos opondremos a los gobiernos que no nos representan, y que priorizan los beneficios económicos por encima del bienestar de la ciudadanía y el planeta”.
Ms Lebogang Mulaisi, de Congress of South African Trade Unions (COSATU) de Sudáfica, ha concluido:
“Sin una transición justa no tendremos justicia social. El cambio climático afecta a todo el mundo, especialmente al continente africano. En el Sur Global los impactos se manifiestan crisis tras crisis, pero esta crisis climática esta ocasionada por una crisis económica, desempleo, pobreza, desigualdad. El cambio climático ha sido ocasionado por el actual Sistema de producción y consume, un sistema injusto e inviable tanto social como ecológico”.