Los barrios de Orcasitas y Aeropuerto, en Madrid, se construyeron en los años 60 y 70, como millones en el país, sin ningún tipo de aislamiento. Ahora, una vez rehabilitados, ahorran hasta el 60% en calefacción
«Hay gente muy mayor que aquí ni podía encender la calefacción, porque era como tenerla puesta en la calle». Manuela Navarro habla con fervor de la renovación que están viviendo muchos de los edificios de su barrio del sur de Madrid. En invierno no podía despegarse de la manta, pero ahora se la han puesto a su bloque entero y, aparte de no helarse en casa, ahorra más del 60% en la factura de calefacción. La rehabilitación de edificios se abre paso como una de las acciones más efectivas para reducir emisiones y gasto energético, y al mismo tiempo, transformar para bien la vida cotidiana de la gente.
El bloque de esta vecina de Orcasitas se construyó sin el más mínimo aislamiento térmico, como los de tantos barrios populares de toda España. «Son edificios de hormigón, que es extremadamente frío y no teníamos ni cámara de aire», explica Navarro, de la Asociación de Vecinos Guetaria.
«Además de resolver un peligro, hemos logrado tener edificios de energía casi nula. Nos ha cambiado la vida», dice con orgullo esta vecina, que ha llegado a contar el caso del barrio en congresos internacionales. Y presume de las termografías de su edificio, las fotografías que muestran los puntos calientes para evaluar el aislamiento. «De verlo completamente amarrillo, que eso significa que el calor está en la calle, a verlo azul, que no tiene ni una rendija por donde escapa», añade.
Calentar (o enfriar) los edificios residenciales con menos energía es esencial para descarbonizar la economía, pues suponen el 30% del consumo de energía final. El reto del país es descomunal: más de la mitad del parque de 25 millones de casas se construyó antes de 1980, cuando no era obligatorio incluir ningún aislamiento. «Para ponernos al día, deberíamos hacer unas 300.000 rehabilitaciones de viviendas al año durante los próximos 50 años. Y estamos haciendo 30.000», explica el especialista José Luis López Delgado, del estudio CREA Arquitectos, responsable de las rehabilitaciones en Orcasitas.
Se trata de un reto ambiental con repercusiones claras en la vida de la gente: la crisis actual ha puesto de manifiesto las dificultades de muchas familias para pagar los suministros básicos. «Me he tirado años sin radiadores porque no podía pagar la factura de gas. Y como yo, muchos del barrio», cuenta Antonio Iglesias, vecino de otro bloque remodelado en el sur de Madrid. «Si entra un sueldo en una casa, y el 20% o 25% se lo lleva la calefacción, no comes».
La situación que relata este vecino no es anecdótica. Según el último informe sobre pobreza energética presentado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en 2019 el 7,6% de la población tuvo problemas para mantener su hogar a una temperatura adecuada durante el invierno, y un 16,7% de los hogares poseía un «gasto energético desproporcionado» (el porcentaje de gasto sobre sus ingresos es superior al doble de la mediana nacional).
Si tienes problemas para pagar la calefacción, difícilmente podrías afrontar la rehabilitación energética de tu casa. Según explica el arquitecto López Delgado, la renovación más elemental –cubrir la fachada con una gruesa capa de aislamiento– cuesta entre 12.000 y 15.000 euros por vivienda. Por ello, a lo largo de los años se han sucedido los programas de ayudas de la Administración, especialmente enfocados en los barrios más vulnerables.
«Este es un barrio del año 60, que tiene todas las deficiencias habidas y por haber», cuenta José Luis Cañabate, de la Asociación de Vecinos del Barrio del Aeropuerto, otra zona de Madrid donde se está impulsando la rehabilitación con ayudas públicas que cubren más del 80%. En su casa se renovó el aislamiento y ha notado rebajas en la factura del 50% o 60%, y explica que, vistos los resultados, «la gente está como loca porque le metan mano a su edificio».
La remodelación de viviendas es una de las líneas clave del Plan de Recuperación que el Gobierno central ha enviado a Europa. En los próximos tres años se repartirán 6.820 millones de euros de ayudas, la segunda mayor partida del plan, que cubrirán del 40% al 100% de las obras en función del ahorro energético conseguido, los ingresos de los residentes en el edificio y la zona de actuación. Se contemplan ayudas para regenerar barrios enteros, como el caso de Orcasitas y el del Aeropuerto, y además se van a recuperar las deducciones en el IRPF por rehabilitación, una de las principales demandas de los vecinos consultados.
Movilizar todos esos fondos dependerá, en buena parte, de la implicación de las comunidades de vecinos, y lo enrevesado de los trámites administrativos podría echar para atrás a más de uno. Aunque en el fondo cubren lo mismo, actualmente las ayudas se reparten en distintas convocatorias desde los ayuntamientos, las Comunidades Autónomas y desde el Estado central (a través de organismos como el IDAE).
«Esto es un grave problema porque multiplica por cuatro o cinco el número de expedientes para tramitar la subvención de la misma obra», explica el responsable de CREA Arquitectos, que reclama aunar todas las subvenciones en un solo trámite administrativo.
El beneficio cubre con creces ese esfuerzo, según los vecinos consultados. «Esto es poder vivir, un poco de calidad de vida», concluye Antonio Iglesias.